Estas son cosas de flogger en San Telmo...



GUITARRA DEL DIABLO

“…la moral es la debilidad de los sesos…”

Arthur Rimbaud


Una vez cuando tenía trece años y habitaban ángeles en mis bucles, fui a la iglesia a decirle al Padre Mario, que quería tocar la guitarra en la misa de los domingos. El Padre me clavó los ojos fieros y me dijo: -¡No querido… la guitarra es del diablo!- Yo me fui triste. Hubiese querido que mi guitarra sea de Dios, pero no.

Después de mucho tiempo, y si bien… dejé de creer, y milite en el pecado, noche a noche enredado en las cuerdas de mi guitarra, recordé lo dicho por el Padre Mario, y me di cuenta qué… seguramente, aquél siervo de dios había conocido talvez por las puertas que suele abrir el vino, al deseo, o sea al Diablo y su cola de fuego, pero que tristemente había preferido ser un burócrata de las creencias de los hombres: un verdadero legislador corrupto de dios.

Hoy, yo golpeo mi guitarra. Y no creo en el cielo.

Muerdo la tierra con mis pies. Veo a los hombres luchar por un pedazo de algo. Y voy cantando, cantando mi larga temporada en

el infierno.





BUFANDA

La bufanda naranja que te robé anoche, porque hacía mucho frío, tenía olor a recuerdos de invierno y verano.

Yo caminé contento de haberte encontrado, y pensé, que nacía nuevamente, para rodar la calle sin vos. Entonces ahí… tapo mi boca, mi nariz con la bufanda, respiro dentro de su tejido que te lleva, y así, larga, la desenvuelvo y me la enredo nuevamente como atándola a mi corazón. Espero el semáforo para cruzar esa larga avenida de tiempo. Y es así que te espero, y camino creyendo que lo hago hacia vos. Pero vos rodeas mi cuello, abrazas mi aliento, apenas una fragancia, y cada vez estás más presente y lejos de mí, y te quedas en mi boca, guardada: las palabras que no te digo, las que duermen en una hoja.

Y ahora cruzo la calle. Sigo. Cuento la hora. Miro las luces. La ciudad es un contrabajo oscuro que respira lentas figuras redondas bajo mis pies. Y no sé; pero el mes de junio vuelve y se queda en mí.

Un beso, ahora es, este vapor en mis labios.





UN DÍA PERFECTO

¿Escuchaste esa canción? Bueno… la puse bajito para no despertarla. Era la mañana. Vi como dormía profundamente sobre las nubes de la cama. Puse la pava. Despejé un poco la mesa cargada de vasos y botellas. Y vi por la ventana: un hombre paseaba su pequeño perro blanco. Pensé cuánto duraría ese momento, y me senté a ver como un mechón de su pelo caía por su cara y la despertaba suavemente.

Buen día… Hoy será un día perfecto.






1 comentario:

Anónimo dijo...

lindos relatos mezclados de melancólico sabor a frustraciones y anhelos...

un beso

ivi